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Por: Esteban Ponce Tarré / 17 de junio de 2014

 

Esther Vargas llega siempre a tiempo. La inmediatez se aloja entre los segundos y ella lo sabe. Aunque el salón esté vacío se siente cómoda. Le gusta ser Esther Vargas y no se guarda nada para sí. Por eso, sus textos están teñidos de una vitalidad sin bardas:

 

“Tenía un blog pero lo cerré. Se llamaba Sex o no sex (el lado LES). Lo cerré porque me harté de no guardarme tantos secretos y de llevar mi vida posteada en un theme verde estridente. El tiempo y el ánimo no me permiten más. Antes de  explotar en un texto, prefiero alejarme y guardar mis historias en un USB.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esther se sabe de memoria los vericuetos de la pacata sociedad peruana. Ha andado todos esos senderos en su lucha por el matrimonio igualitario. Cuando entró a estudiar periodismo, en la limeña Universidad San Martín de Porres, pensó que el mundo la aceptaba tal y como era: inteligente, apasionada, extrovertida, lesbiana, amante de los gatos, buena hija, cursilona.

 

“Quería una reconciliación de película, en plena calle, rodeada de autos y de gente que se conmovía y espantaba ante la cursi e inusual escena en la Lima pacata de los 90. También quería recibir cartas de amor que nunca llegaron.”

 

Pero el mundo, ese diminuto espacio de las conveniencias, parecía no estar listo para tanta sinceridad descarnada. “Una profesora universitaria lesbiana resultaba incómoda, perniciosa y no grata. Esa profesora era yo. Siempre creí que las organizaciones defensoras de las minorías sexuales exageraban cuando hablaban de discriminación sexual en el Perú.”

 

Siempre ha optado por luchar. Su experiencia como Jefa de Social Media de Editora Perú (Agencia Oficial Andina y Diario Oficial El Peruano) y directora del sitio Clasesdeperiodismo.com ha fortalecido sus destrezas. Tampoco teme saltar al vacío en busca de la verdad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Hay ocasiones en las que el destino te impone dar pasos impredecibles para contrastar tus sentimientos, tus deseos, tus pesadillas. Esa es mi regla, aunque yo confieso que el miedo también me domina y paraliza. No obstante, insisto: hay que caer en ciertos abismos para que la muerte no se ría en nuestra cara por todo lo que nunca nos atrevimos a hacer.”

 

Nada la hace tan feliz como trabajar. Quizá una conversación en un bar con una amiga o un amigo puedan igualar ese placer. Desde el blog Nodo Digital o en sus múltiples talleres, lucha contra el miedo de sus colegas. Derrotar los prejuicios es la más extenuante de las tareas:

 

“Yo no creo que el periodista terminará estancado con el paso del tiempo. Al contrario, su experiencia le abrirá más puertas y oportunidades. Pero todo depende de la calidad profesional del mismo y de su interés por aprender siempre, y reinventarse.”

 

No puede garantizar lo que suceda en el futuro. Quiere hacer todo lo posible en este presente cambiante. Se desdobla. Es muchas Esther y es una sola, a veces, acosada por demasiadas preguntas. 

 

“Cuando trabajo mis penas se postergan, y quedan refundidas en alguna parte. Cuando me declaro en descanso total, la pena se aloja en mí, y entonces soy la misma de toda la vida, preguntándome qué pasará mañana, qué libros leeré, qué labios besaré, qué mujer me mirará a la cara al despertar, qué hijos no tendré, 

qué teléfono más poderoso que el iPhone tendré, qué laptop me acompañará para escribir mis historias, qué cremas me servirán para disimular las arrugas, qué terrenos pisaré.”

 

Solo hoy se puede hacer algo. Mañana y ayer son los espacios de la nada. Esther Vargas lo sabe y estira el tiempo. Es un arte que aprendió cuando se enamoró de las computadoras y de los segundos.

 

Fuentes de consulta:

 

Disculpen, soy lesbiana / Consultado el 15 de junio de 2014.

 

“Sex o no sex (el lado LES)” / Consultado el 15 de junio de 2014.

 

Enlaces Relacionados:

 

• Crónica del taller sobre Community Manager en el sector público de UDLA

 

• Consejos para Community Managers

 

 

Esther Vargas es periodista, máster en Periodismo Digital, en el Instituto Universitario de Posgrado (Universidad Carlos III, Universidad Autónoma de Barcelona y Universidad de Alicante, en sociedad con el Grupo Santillana). Especialista en Periodismo digital, redes sociales, nuevos medios, periodismo, redacción periodística, Social Media y docencia.

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Esther Vargas, la mujer que ama las computadoras

© 2014 elaborado por Andrés Jaramillo

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